miércoles, 20 de abril de 2016

PERÚ Y ECUADOR: DOS REALIDADES TOTALMENTE DISTINTAS

Como muchos de ustedes ya deben de saber, el pasado 16 de abril, Ecuador sufrió una de las peores catástrofes sísmicas registradas en su historia desde 1979 (20Minutos Noticias, 2016). Según CNN Noticias (2016), la magnitud de este terremoto fue de 7.8 grados en la escala de Ritcher y, hasta el momento, se estima un aproximado de 552 muertos.

Terremoto de 7.8 grados en Ecuador: el más potente en casi 40 años
Figura. Habitantes de Pedernales, afectado por el terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter 
registrado el sábado en la costa norte de Ecuador.
Fuente. Laprensa.com
Ante la urgencia de apoyo en la población ecuatoriana, el gobierno movilizó rápidamente 14 000 miembros de las fuerzas de seguridad, 241 profesionales de salud y 2 hospitales móviles, entre otros (Silva, 2016). Sin embargo, no solo ha existido una acción de ayuda por parte de las autoridades, sino de los mismos ciudadanos ecuatorianos. Los menos perjudicados han realizado múltiples donaciones y se han organizado en equipos de rescate para ayudar a salir adelante a los más damnificados.

Ahora bien, traslademos esta situación al contexto peruano. Si en el Perú ocurriera una catástrofe de tal magnitud, ¿Crees tú que se manejaría la situación de manera semejante a la de Ecuador?... Evidentemente no. Por dos cruciales razones:

En primer lugar, no poseemos un gobierno que sea capaz de atender las necesidades más urgentes que requiera su pueblo. Mientras que en Ecuador las autoridades respondieron rápidamente a las necesidades que el estado de emergencia meritaba, en el Perú estas se dejan en segundo plano. Un claro de ejemplo de ello lo vemos, según Perú21 (2016), en el tema de la seguridad ciudadana. A pesar de ser un problema crítico en el país, el presidente Ollanta Humala prefiere ocuparse de limpiar la imagen de su esposa, la señora Nadine Heredia, respecto a las disposiciones obtenidas en las agendas de la susodicha, antes que de ocuparse en darle solución a la situación de la delincuencia.

Por otro lado, no hay una preparación óptima del mismo pueblo peruano. Mientras que en Ecuador se observa claramente la solidaridad de su gente, en los habitantes del Perú se trasluce marcadamente su individualismo e indiferencia ante eventos catastróficos. Por ejemplo, cuando ocurre un desastre natural en el país, el peruano no se suele preguntar cómo podría ayudar; más bien se suele enfocar en sus propios intereses. Tal como ocurrió después del terremoto en Pisco en el año 2007, ya que se dieron saqueos a diestra y siniestra. Ciudadanos peruanos se aprovecharon de la desgracia ajena.

Después de todo lo expuesto en este post, me queda solo un par de preguntas por hacer, a todos los peruanos en general: ¿CÓMO EXIGIMOS AL GOBIERNO QUE SE MANTENGA LIMPIO DE CORRUPCIÓN SI EN NUESTRA MISMA CULTURA CIUDADANA LA PRACTICAMOS DÍA A DÍA? ¿CÓMO ES POSIBLE QUE PIDAMOS HONESTIDAD Y RESPONSABILIDAD A NUESTRAS AUTORIDADES SI NOSOTROS MISMOS NO IMPLEMENTAMOS ESTOS VALORES EN NUESTRA PRÁCTICA DIARIA?... Es necesario recuerdar que para que se logre un REAL CAMBIO, no solo se debe considerar a las cabezas de una población, sino a TODOS los miembros de esta. 

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